domingo, 26 de julio de 2009

Fe confianza y dependencia

Por: Los atributos cristianos de hoy nos garantizan una mejor vida en el mañana.

Todos necesitamos cultivar una firme confianza en Jesús. Cuando nuestros ojos están fijos en él, no miraremos las cosas que se ven sino lo invisible. Él nos dice: “Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?” Nuestra fe es demasiado débil. Pronto vendrán severas pruebas sobre el pueblo de Dios en este y otros países. Hoy es momento de aprender a ejercitar una sólida fe en Dios y de comprender mejor su Palabra.

¿Qué mayor evidencia podemos tener de que Jesús nos ama que el hecho que murió por nosotros? Y porque él vive, nosotros también viviremos. […] Que en corazones agradecidos y labios tocados por el fuego sagrado resuene la canción: “Jesús ha resucitado, y vive para interceder por nosotros”. “Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. Comprended esta esperanza, y se aferrará al alma como un ancla cierta y segura. Creed, y veréis la gloria de Dios.


Actuemos cada día como
si cre yéramos que su
venida está ce rcana.



Jesús, nuestro socio misionero

Este es un mundo oscuro. Aquellos a los que se les han presentado las preciosas verdades de la Palabra de Dios habrán de escudriñar las Escrituras por sí mismos, para que a su vez puedan presentarlas a otros. Los leales y verdaderos ahora son llamados a dar un paso al frente, y a permitir que su luz brille con rayos firmes y constantes. […] Ninguno de nosotros puede enfrentar la oscuridad del mundo a menos que se aferre firmemente a Jesús, nuestro poderoso ayudador. Todo el cielo anhela la salvación de la familia humana; y cuando Dios ve que estamos interesados en la salvación de otros, él obrará con nosotros y por nosotros. Os ruego, hermanos y hermanas, que vayáis a trabajar para salvar las almas por las cuales Cristo murió. No esperéis hasta sentir un fuerte impulso antes de avanzar. Si yo hubiera aguardado hasta sentir algo, habría pasado la mitad de mi vida sin hacer nada. No hemos de guiarnos por los sentimientos…
Cuando Jesús ascendió al cielo, él designó a otros hombres como sus representantes para llevar adelante, en su nombre, la obra que él había comenzado, prometiéndoles que […] les daría ayuda especial y fortaleza. En vista de esta promesa, y del gran amor de Dios por el hombre, ha sido difícil para muchos entender por qué permite que sus seguidores sufran como lo hicieron los mártires ante la crueldad satánica de hombres que profesaban ser sucesores de Cristo. Esta pregunta me ha atribulado durante años. Pero cuando vi cómo los ángeles de Dios se cernían sobre estas preciosas joyas, y aun sobre la cruz de Cristo, mis sentimientos cambiaron. Por fe estos fieles vieron […] a Jesús, su comandante amado, que los observaba. Entendí entonces que nuestro Padre celestial permite que sus amados sean asaltados por tentaciones, pruebas y aflicciones. Estas tienen el propósito de dar a sus hijos un sentido más profundo de su presencia y cuidado providencial. También son sus providencias e intervenciones misericordiosas, para traer de regreso a los que se han apartado de su lado…

Que no sienta el cristiano que ha sido abandonado en la hora de la prueba. Ni siquiera un gorrión cae a tierra sin que nuestro Padre celestial lo sepa. Él ama y cuida de las más débiles de sus criaturas. No es posible deshonrarlo más que cuando dudamos de él. Necesitamos esa fe viviente que confiará en él en la hora de la oscuridad y la prueba.

Siempre conectados

Desearía hoy impresionar a cada alma ante mí con la importancia de tener una conexión estrecha con Dios. Si el corazón es puro, podemos ir confiadamente al trono de la gracia. Si creemos que Dios nos oye, actuaremos como si supiéramos que él nos ha oído. Esto es fe. Si esperamos hasta sentir algo especial, nos desilusionaremos. Nada tienen que ver los sentimientos con la fe. Las condiciones para aceptarla es que salgamos y nos separemos del mundo, que abandonemos pecados secretos y que dejemos de transgredir a sabiendas, los requerimientos divinos.

¿Qué cielo sería ese si cada uno fuera con su carácter particular y con el deseo de hacer su voluntad? ¡Qué infelices serían esas personas, aun en el cielo, si no pudieran hacer lo que les parece! El amor a lo recto tiene que ser arraigado en nosotros aquí en la tierra. Entonces entrará la luz del cielo, nuestros corazones se abrirán a Jesús, y ejerceremos una sumisión perfecta a la voluntad de Dios.

Líneas abiertas de comunicación

Jesús nos mostró el modelo perfecto. Estudiémoslo con detenimiento y, mientras lo hacemos y oramos al respecto, llegaremos a estar en estrecha conexión con el cielo.[…] No hay tiempo que perder. Todo el que entre al cielo tendrá, como resultado de su labor, alguna alma para presentar a Jesús. Nunca se dirá el “bien hecho” a los que no se hayan desempeñado bien. Tenemos que ser fieles y activos si es que esperamos recibir la recompensa prometida a los fieles.

La religión de Cristo no consiste meramente en que nuestros nombres estén en el registro de la iglesia; tienen que estar escritos en el libro de la 
vida del Cordero. […] Existe una 
marcada diferencia entre los seguidores de Cristo y el mundo. […] La gran motivación de los que siguen a 
Cristo es aguardar “la esperanza biena-venturada y la manifestación gloriosa 
de nuestro gran Dios y Salvador 
Jesucristo”. Mantengamos nuestras mentes fijas en la manifestación gloriosa de Aquel que “se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras”. Actuemos cada día de nuestra vida como si creyéramos que su venida está cercana.

Abramos la puerta de nuestro corazón para que entre Jesús y el pecado nos abandone. Dejemos de lado el mal y escojamos el bien, recordando que “no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Todos los que lleguen a la ciudad de Dios lo harán como vencedores. Jesús venció; y nosotros podemos vencer si peleamos la batalla en su nombre.

Este artículo es un extracto del que 
fue publicado en The Advent Review 
and Sabbath Herald, ahora la Adventist 
Review, el 16 de marzo de 1886. Los 
adventistas creemos que Ellen G. White ejerció el don bíblico de profecía durante más de setenta años de ministerio público.

Fuente: Spanish Adventist World.
Edicion: Julio del 2009

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