jueves, 5 de marzo de 2009

Fuentes para la serie "El Gran Conflicto"

Por: Arturo L. White

Desde la muerte de Elena G. de White, en 1915, no ha habido quizá, en la Iglesia Adventista, un interés tan grande e intenso en el asunto de la inspiración, especialmente de la Hna. de White, como ahora. Es comprensible, pues sus escritos afectan decisivamente a todo creyente.

Los adventistas que aceptan los consejos del espíritu de profecía como del Señor y, consiguientemente, como obligatorios, disfrutan de la seguridad de que son dignos de confianza. Los lectores de la serie "El Gran Conflicto" pueden no sentirse tranquilos, ya que puede sostenerse su siguiente declaración: "La Hna. White no es la originadora de estos libros. Ellos contienen la instrucción que durante el período de su vida Dios le ha estado dando" (CE, 173, ed. 1967)

La manera en que Elena G. de White recibió la luz y cómo ella la impartió a otros, es el tema de un estudio digno y útil. A fin de colocar una base indispensable para comprender su obra, resulta muy importante la atención que se preste a la forma en que ella, una persona inspirada, se relacionó con los tiempos en que vivió, a los sucesos que presenció, las corrientes de información que escuchó en relación con sus escritos y en sus contactos con otros, y a las presiones de aquellos que quisieron influir sobre ella.

En los últimos años se ha despertado un gran interés en lo que ha dado en llamarse las "fuentes" de Elena G. de White en la redacción de la serie "Conflicto", especialmente en los volúmenes El conflicto de los siglos y El Deseado de todas las gentes.

No hay necesidad de conjeturar acerca de estas "fuentes," pues la extensa información contenida en todos los escritos de Elena G. de White y en las declaraciones de los que trabajaron con ella, es clara y amplia.

Por causa de mi larga relación con los escritos del espíritu de profecía se me pide que presente este tema a los lectores de la Adventist Review. Mi presentación tiene el respaldo de 50 años de experiencia con los fideicomisarios de Elena G. de White y en un estudio reciente más intenso de los documentos relacionados con este tema. Estos artículos nos apartarán un poco de los conceptos estrechos, de acuerdo a los cuales Elena G. de White escribió únicamente lo que le fue revelado en visión o le fue dictado por el Espíritu Santo. También proporcionarán, a mi entender, una comprensión más profunda sobre un tópico emocionante: cómo actúa la inspiración.

Ante todo, Elena G. de White ya se refirió en 1888 al tema de sus "fuentes" para la historia de la serie "Conflicto" en la Introducción de El conflicto de los siglos. La Introducción de este libro, el primero que apareció, de la serie mencionada, para el público en general, puede ser considerada también como un prefacio para los otros cuatro: Patriarcas y profetas, Profetas y reyes, El Deseado de todas las gentes y Los hechos de los apóstoles; y además, para los otros escritos relacionados con la misma serie. Es uno de los escritos más informativos sobre la inspiración que se puedan encontrar.

La redacción de la serie "Conflicto" varía algo, en esencia, de la redacción de los testimonios personales, de los Testimonios y de otros libros y artículos de consejo e instrucción para la iglesia. En los cinco libros mencionados utilizó un amplio paralelismo entre la historia de la Biblia y la secular. Y cuando termina la historia de los últimos escritores de la Biblia, continúa con la historia hasta la segunda venida de Jesús y más allá.

La redacción de aquellos cinco volúmenes fue algo que absorbió mucho de la atención de la Hna. White a través de los años de su ministerio.

Para dar una perspectiva apropiada a la discusión de las "fuentes" de información en la descripción de Elena G. de White publicada progresivamente en tres etapas, examinaremos sus objetivos. Estos libros no fueron escritos ni para presentar una historia del mundo, ni como una historia para corregir registros históricos; por el contrario, fueron escritos para trazar "un bosquejo de la historia de la lucha en las edades pasadas" de tal modo que derramase luz sobre la lucha futura. No consiste tanto en presentar nuevas verdades relativas a las luchas de edades pasadas como en hacer resaltar hechos y principios que tienen relación con acontecimientos futuros. Esos relatos del pasado deben verse con un nuevo significado, pues se desprende de ellos una luz que proyecta rayos sobre el porvenir� (CS, 14-15). La escritora, con los ojos fijos en la lucha culminante entre las fuerzas de Cristo y Satanás, estaba más interesada en el panorama histórico total que en detalles menores. Lo que describía en forma explícita era la intervención de Dios en los asuntos humanos.

La influencia del Espíritu Santo

E. G. de White fue instruida para que trazara "un bosquejo de la historia de la lucha"; ¿,pero en dónde podía una mujer, algo enferma y con sólo tres años de educación, una madre ocupada y ama de casa que viajaba extensamente en beneficio de la iglesia, que hablaba constantemente delante de grandes auditorios, sostenía entrevistas y escribía testimonios y artículos, obtener conocimientos históricos que debía presentar delante de la gente? Ella responde, en la Introducción mencionada, de dos maneras: (1) mediante la iluminación del Espíritu Santo, y (2) con el auxilio de registros históricos. Nos referiremos ahora especialmente a la primera de las dos:

"Mediante la iluminación del Espíritu Santo, las escenas de la lucha secular entre el bien y el mal fueron reveladas a quien escribe estas páginas. Vez tras vez se me permitió contemplar, en diferentes épocas, las peripecias de la gran lucha secular entre Cristo, Príncipe de la vida, Autor de nuestra salvación, y Satanás, príncipe del mal, autor del pecado y primer transgresor de la santa ley de Dios" (CS, 13).

"La iluminación del Espíritu Santo� se refiere a las impresiones hechas sobre el corazón por �el Espíritu de Dios" (2JT, 302), así como a la luz que recibió por medio de visiones diurnas y nocturnas, a menudo llamadas sueños. A veces, mientras hablaba a una congregación, el Espíritu de Dios le revelaba la vida y carácter de varias personas (2JT, 278-279). "Las cosas más preciosas del Evangelio le fueron mostradas a menudo" dice ella "para que yo tenga nuevas representaciones cada vez que abro mis labios al hablar a la gente" (MS, 174, 1903). También informó que mientras oraba o escribía en la quietud de su escritorio, y estaba completamente consciente de todo lo que la rodeaba, escenas importantes pasaban delante de su mente (MS, 12c, 1896).

Es difícil trazar líneas precisas en la experiencia de una persona que está completamente bajo la influencia del Espíritu Santo. No hay una fórmula exacta ni una definición apropiada.

"A veces soy llevada muy lejos dentro del futuro y se me muestra lo que sucederá. Entonces, de nuevo, contemplo sucesos como ocurrieron en el pasado." A continuación indica su completa dependencia del Espíritu Santo durante la visión: "Dependo del Espíritu del Señor tanto para relatar o escribir una visión como para tenerla. Me es imposible rememorar cosas que me han sido mostradas, a menos que el Señor las traiga delante de mí en el momento en que desea que las relate o las escriba" (2SG, 292-293).

Estas visiones fueron un método importante en el proceso de la revelación. En visión, ya veía una ciudad siendo destruida mientras el ángel le explicaba el significado de la escena, (3 JT, 329-331), o bien era llevada de un cuarto a otro en una institución y observaba lo que sucedía (CH, 412-413), o tal vez se le mostraban edificios aún no construidos y se le daban instrucciones en cuanto a cómo hacer el trabajo una vez que estuvieran listos (Carta 135, 1903), o aun en arma simbólica se le mostraba la conducta de un dirigente (Carta 239, 1903), o quizá presenciaba las escenas que se le presentaban acerca de la gran controversia (CS, 12-13). Todo era parte del proceso por el cual Dios le impartía luz a su sierva escogida.

Cuando ella dice: "Vez tras vez se me permitió contemplar en diferentes épocas las peripecias de la gran lucha secular entre Cristo y Satanás", se refiere a escenas contempladas en visión. La frase "en diferentes épocas" sugiere no sólo muchas visiones, sino también eventos históricos ampliamente variados y relacionados, que ocurren en el largo período de la gran controversia.

En su autobiografía escrita en 1860, Elena G. de White menciona dos visiones tempranas de amplio alcance "que introducen la historia de la gran controversia, pero basa su relato primariamente sobre las visiones escénicas que le fueron dadas el 14 de marzo de 1858. De esta visión de dos horas, escribió: "En esta visión en Lovett's Grove (Estado de Ohio) se me repitió la mayor parte del tema de la gran controversia que yo había visto diez años antes; y me fue mostrado que debía escribirla" (2SG, 270).

Y lo hizo en la primavera y el verano de 1858. En esta forma dio a la iglesia, en septiembre de ese año, el primer libro encuadernado. Fue el primer tomo de Spiritual Gifts, de 219 páginas, titulado La gran controversia entre Cristo y sus ángeles, y Satanás y sus ángeles.

Cómo recibió la información

Las representaciones escénicas visuales fueron el método más común para mostrarle la historia de la gran controversia (PE, 145-295). Hay tres capítulos iniciales que tienen que ver con la gran controversia: "La caída de Satanás," "La caída del hombre" y "El plan de salvación." Luego omite la historia del Antiguo Testamento para continuar con el nacimiento y ministerio de Cristo, y prosigue hasta la destrucción del pecado y los pecadores. La historia del Antiguo Testamento se desarrolla en los tomos 3 y 4 de Spiritual Gifts. En Primeros escritos se hallan muchas declaraciones como éstas: "Vi una tristeza extenderse por el semblante de Adán" (148); "[Adán] recibió el fruto" (148); "Vi al amable Jesús" (149); "Se me mostró a Satanás" (152); "Contemplé a Jesús en el huerto con sus discípulos" (166); "Se me mostró a Satanás tal como había sido antes" (152); "Se me mostró que durante el ministerio de Cristo, Satanás" (158); "Vi que la hueste angélica se llenó de asombro" (216); "Se me mostró que la ley de Dios permanecerá inalterable" (217); "Me fueron mostrados Adán y Eva en el Edén" Oí a un ángel preguntar: "¿Quién de la familia de Adán cruzó aquella flamígera espada, o comió de aquel árbol?" Oí a otro ángel contestar: "Ni uno de la familia de Adán cruzó esa espada de fuego, ni comió de aquel árbol" (218); "Vi que la hueste celestial se llenaba de indignación" (220), etc.

Estas declaraciones muestran cuál fue la fuente primaria de la información de la autora, y cómo la recibió.

Hay expresiones que refuerzan el concepto de las visiones escénicas, y que indican que cuando ella contemplaba el desarrollo de los sucesos era "transportada" atrás o "llevada" adelante: "Fui transportada al tiempo cuando Jesús comió la cena de pascua con sus discípulos" (165); "Fui transportada al tiempo cuando los idólatras paganos perseguían cruelmente y mataban a los cristianos. La sangre corría a torrentes" (210); "Se me transportó a la era apostólica, y se me mostró que Dios había confiado una obra especial a su amado discípulo Juan" (230), etc.

Elena G. de White usa una expresión similar cuando escribe el capítulo "La Reforma," en donde se menciona particularmente a Lutero y a Melanchton: "Me fue mostrada la sabiduría de Dios al escoger a estos dos hombres, de caracteres diferentes, para llevar a cabo la obra de la Reforma.

"Fui luego transportada a los días de los apóstoles, y vi que Dios escogió como compañeros a un Pedro ardiente y celoso y a un Juan benigno y paciente" (224).

Aunque en el contexto inmediato ella no dice específicamente que vio a Lutero y a Melanchton en una visión en 1858, la expresión "fui luego transportada a los días de los apóstoles" implica que, desde una escena de la Reforma, se desplazó dentro de un período de 1.500 años para que contemplara otras escenas. En otro momento ella declaró: "Eventos en la historia de los reformadores han sido presentados delante de mí" (Carta 48, 1894. EGWW, 123).

Después de escribir un trabajo autobiográfico, Spiritual Gifts, volumen 2, publicado en 1860, se dedicó a escribir la historia del Antiguo Testamento, repasando las experiencias de los hombres del pasado que ilustraban la lucha entre las fuerzas del bien y el mal. En el Prefacio de Spiritual Gifts, volumen 3, ella declara: "Al presentar éste mi tercer pequeño volumen al público, me siento confortada con la convicción de que el Señor me ha hecho un humilde instrumento para proyectar algunos rayos de preciosa luz en el pasado."

Menciona además que "los grandes hechos de fe, relacionados con la historia de los santos hombres del pasado," se le habían presentado a ella en visión.

Luego narra en Spiritual Gifts, volumen 3, y en la primera mitad del volumen 4, ambos publicados en 1864, los puntos máximos de la historia de la controversia desde la creación hasta Salomón, y concluye con una breve narración respecto a la cautividad de Israel y el Mesías. El volumen lleva el título "Los grandes hechos de fe, relacionados con la historia de los santos hombres del pasado." En los volúmenes 3 y 4 aparecen menos declaraciones como éstas: "Vi," "Me fue mostrado," pero se usan en relación con algunos puntos vitales, importantes.

Escenas vistas en visión

Las frecuentes descripciones de los sucesos dejan en el lector la profunda convicción de que ella presenció las escenas. Esto es muy claro cuando habla de la caída del hombre, del diluvio, etc. Cuando se refiere a los días de la creación y la caída del hombre, y a la relación de la geología con la Biblia, hace directa referencia al origen de la visión: "Vi," "Se me mostró," etc. (3SG, 42, 92-93).

Cinco años antes (1864) de estas declaraciones, Carlos Darwin había publicado su libro El origen de las especies, en el cual se asienta la evolución como el origen de todas las cosas. Estas teorías se extendieron rápidamente. El capítulo "Disguised Infidelity" (Infidelidad disfrazada, 3SG) parece ser una respuesta directa a la teoría de la evolución.

En resumen: parece evidente que las visiones fueron la "fuente" principal de información de Elena G. de White, para la emocionante presentación de la historia de la gran controversia en los libros que aparecieron en 1858 y 1864. Hay, por supuesto, otros medios por los cuales Dios iluminó su mente. Y debemos recordar que aunque expresiones como "Vi," "Me fue mostrado," etc., no las utiliza más tarde, esto no significa necesariamente que lo que presenta no lo hubiera visto en visión.

Artículo del suplemento de la Revista Adventista de enero de 1982

Pacific Press Publishing Association, 1350 Villa Street, Mountain View, California (USA)

Fuente: Autores Adventistas

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