viernes, 5 de junio de 2009

Crisis económica mundial: ¿Predicción bíblica?

Por: Clifford Goldstein

A medida que el mundo se desliza hacia la depresión económica, las personas se preguntan si esto ya fue profetizado por la Biblia. El autor examina la evidencia.

Al principio, pocos prestaron atención cuando un par de bancos inversionistas de Wall Street se fueron a pique. La mayoría de las personas se encogieron de hombros, tal vez incluso algunos sintieron un poco de alegría. ¡Así que unos pocos ricachones tendrán que sacar a sus hijos de esos centros preescolares de Manhattan que cobran 10.000 dólares por mes!

Pero luego hemos escuchado más. Grandes nombres que han sido parte del panorama financiero de los Estados Unidos durante más tiempo del que podemos recordar —Bear Stearns, Merrill Lynch, Lehman Brothers, Fannie Mae, Freddie Mac, Citigroup, Wachovia y otros—, sufrían graves hemorragias, conectados a una máquina que los mantenía vivos, en el mejor de los casos. Sin embargo, la mayoría de los estadounidenses no se preocuparon, porque trabajan en Main Street, no en Wall Street; es decir, no pertenecen al mundo financiero, son gente común, “de la calle”.

Pero entonces la Bolsa de Comercio se desplomó, como aquellos cohetes del pasado que los científicos de la NASA no sabían cómo poner en órbita. Cuando se redujeron los fondos para estudios, cuando los fondos de jubilación se desplomaron, cuando los propios bancos —los que tienen su dinero— se derrumbaron, esto se convirtió en un juego totalmente siniestro. Hablar de recesión, de depresión, del retorno a la década de 1930, se convirtió de repente en noticia de primera plana en todos los diarios. ¡Y luego la economía mundial también se desplomó!

Se trataba de una crisis épica, de “magnitud histórica”. Algunos incluso se refieren a esta crisis como un acontecimiento de proporciones bíblicas.

¿Bíblicas?

¿Tiene la Biblia realmente algo que decir acerca de los tiempos en que vivimos, y lo que podríamos estar enfrentando con esta repentina agitación económica? La respuesta es sí; y he aquí por qué: Porque las profecías trazan un panorama amplio del fin que obviamente se está cumpliendo en nuestros días.

Para empezar, no estamos diciendo que si usted recorre las profecías de Ezequiel o Daniel encontrará las predicciones sobre la caída de Lehman Brothers y otros grupos financieros similares. La Biblia no trata esto. En lugar de ello, la Sagrada Escritura, en particular la profecía, pinta el futuro con grandes pinceladas. Aunque puede haber algunas predicciones sorprendentemente precisas en algunos textos, muchas profecías simplemente nos ayudan a ver cómo un libro escrito hace miles de años puede describir las grandes líneas del futuro, incluso los tiempos que estamos viviendo. Esto nos ayuda a confiar en ella como la Palabra de Dios.

Jesús mismo expresó este principio de un modo más claro cuando dijo: “Desde ahora os lo digo antes que suceda, para que cuando suceda, creáis que yo soy” (S. Juan 13:19). En otras palabras, cuando esto suceda, sabrás que te lo advertí. Así pues, la profecía nos ayuda a prepararnos de antemano para lo que va a suceder.

Los tiempos de dificultad económica ya han sido predichos

No hay duda de que hace dos mil años, el libro de Apocalipsis predijo caos y colapso económico justo antes del regreso de Jesús. Apocalipsis 18 describe que antes de la venida de Cristo habrá un tiempo de gran apostasía moral y política en todo el mundo, y de rebelión contra Dios. En el mismo libro de Apocalipsis, Babilonia es un símbolo de los poderes políticos y religiosos que rigen hoy en día. Usted recordará que Babilonia fue el antiguo imperio que destruyó a Jerusalén, la ciudad santa de Dios, y mantuvo cautivo al pueblo de Dios durante 2.500 años.

A continuación leamos cómo describe Apocalipsis este gran poder político y religioso: “Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites” (Apocalipsis 18:2, 3).

Estos versículos apuntan a varias cosas. En primer lugar, Babilonia es un sistema político, religioso y moral corrupto. En la Biblia, el “adulterio” de las naciones o los sistemas es un símbolo del alejamiento de la verdad y la fe, y de adherencia a falsas creencias. En segundo lugar, la afirmación de que “los reyes de la tierra” cometen adulterio con Babilonia, muestra cuán interrelacionado está el mundo con este poder corrupto. Esto encaja muy bien con la economía global de hoy en día. En tercer lugar, estos versículos muestran cómo, en medio de este sistema corrupto, muchos “mercaderes” —símbolo de los negocios y el comercio—, se enriquecerán excesivamente. Para tener una idea de la clase de codicia de la que habla la Biblia, uno tiene que pensar solo en los sueldos y bonificaciones en millones de dólares de algunos de estos ejecutivos que dirigían empresas quebradas.

El colapso de Babilonia

Entonces, ¿cuál es el destino de este sistema llamado Babilonia? Apocalipsis es muy claro: “Y los reyes de la tierra que han fornicado con ella, y con ella han vivido en deleites, llorarán y harán lamentación sobre ella, cuando vean el humo de su incendio, parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio! Y los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentación sobre ella, porque ninguno compra más sus mercaderías; mercadería de oro, de plata, de piedras preciosas, de perlas, de lino fino, de púrpura, de seda, de escarlata, de toda madera olorosa, de todo objeto de marfil, de todo objeto de madera preciosa, de cobre, de hierro y de mármol; y canela, especias aromáticas, incienso, mirra, olíbano, vino, aceite, flor de harina, trigo, bestias, ovejas, caballos y carros, y esclavos, almas de hombres. Los frutos codiciados por tu alma se apartaron de ti, y todas las cosas exquisitas y espléndidas te han faltado, y nunca más las hallarás. Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido a costa de ella, se pararán lejos por el temor de su tormento, llorando y lamentando” (Apocalipsis 18:9-15).

La lista de productos no se aplica a nuestros días enteramente pero el cuadro que presenta sí: Babilonia enfrentará la ruina económica. Todo el sistema se derrumbará, y las riquezas de las personas e instituciones desaparecerán al instante. ¡Y todo en menos “de una hora”! Sí, esto indica con qué rapidez puede ocurrir la ruina financiera. De hecho, como hemos visto en algunas empresas de Wall Street en los últimos días, miles de millones de dólares pueden esfumarse ¡de la noche a la mañana!

Nadie podrá comprar o vender

Y esto no es todo lo que Apocalipsis tiene que decir acerca de la economía mundial de los últimos días. Después de la advertencia acerca de las falsas enseñanzas del sistema político y religioso mundial, en rebelión contra Dios, habla de la persecución económica contra los que se niegan a formar parte del poder prevaleciente: “Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre” (Apocalipsis 13:16, 17).

Durante los últimos dos milenios, ha habido una gran cantidad de especulaciones respecto de lo que esto significa exactamente. Una cosa parece clara: Habrá una gran presión económica, para que todos se ajusten a lo que es aceptable dentro del sistema religioso imperante; y quienes se nieguen, serán perseguidos. No sabemos cómo y cuándo se concretará todo esto, pero la Biblia nos ha advertido acerca de ello. Por lo tanto, es importante que estudiemos la Palabra de Dios para conocer cuáles serán los problemas que habremos de enfrentar, y así podamos estar preparados para lo que vendrá sobre el mundo.

Nuestra única y verdadera seguridad

Mientras escribo estas palabras, es demasiado pronto para saber a dónde irá a parar la crisis económica actual. Sin embargo, algo es muy cierto: las cosas de este mundo son fugaces, inciertas y frágiles. En una noche hemos visto desaparecer fortunas. Cuán verdaderas son las palabras de Juan: “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Juan 2:16, 17).

Sí, las cosas de este mundo —dinero, cargos, poder, incluso nuestra salud— son efímeras, transitorias, y pasarán. La buena noticia, sin embargo, es que la misma Biblia que nos advierte acerca de la caída de Babilonia, también habla de otra ciudad: la Nueva Jerusalén. Juan dijo: “Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:2-4).

Gracias a Jesús y a su muerte, cada ser humano tendrá la oportunidad de vivir en esta Nueva Jerusalén, donde las intrigas y tragedias de Babilonia serán para siempre cosas del pasado.

No sabemos el curso inmediato de la crisis actual. Pero, según la Biblia, sabemos que Jesús desea tenernos en su Nueva Jerusalén, donde todos nuestros problemas económicos se esfumarán para siempre. Esta es una verdad que usted puede depositar en su banco espiritual, y estar seguro de que jamás se perderá.


Clifford Goldstein escribe sobre temas proféticos y religiosos desde Silver Spring, Maryland. Es autor de varios libros y decenas de artículos

Fuente: "Revista El Cantinela", Junio 2009

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